jueves, 7 de enero de 2021
La puerta santa
El día 31 de diciembre por la tarde asistí por en televisión a la apertura de la puerta santa de la catedral de Santiago de Compostela, dando así inicio al Año Santo Compostelano. Muchos de nosotros tenemos la entrañable experiencia de caminar a lo largo del camino desde St Jean Pied de Port a Compostela. Experiencia que permanece imborrable y ha marcado muchos de nuestros mejores días y recuerdos.
Este año de silencios, reclusión, desconcierto y reflexión nos ayuda a comprender mejor la importancia de una peregrinación desde un punto de vista personal, con una meta llena de sentido y un recorrido en el que somos capaces de conocernos mejor y de aceptar con sencillez nuestras limitaciones y capacidades. Este año, además, nos topamos con los colores primarios de un Pórtico de la Gloria reconvertido en una recomposición de fe gloriosa, de unos ángeles llenos de vida luminosa y juguetona, unos apóstoles a los que el colorido ha dotado de expresión y determinación risueña, y a un Cristo dominador y misericordioso. Atravesar esta puerta supone llegar a la meta ansiada, vernos envueltos por los olores purificadores del botafumeiro y sentirnos preparados para abrazar devotamente al apóstol tan vecino a Cristo.
En cada inicio de un camino personal admitimos, de hecho, que la vida se nos entrega vacía, para que con esfuerzo, amor y fe seamos capaces de elaborar nosotros mismos, con los mimbres que tenemos, un sentido motivador, gozoso y excitante, para ella. Por brillante que sea el mensaje recibido, no nos sirve si no lo hacemos nuestro. Nuestra historia como la de la comunidad creyente es la de un camino que se recorre siempre atentos a nuestros cambios interiores y exteriores, rompiendo rutinas, buscando siempre, encontrando a Dios y al hermano.
Juan Mari Laboa
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