domingo, 31 de enero de 2021
El oráculo del papel higiénico
martes, 26 de enero de 2021
AMAR CUIDANDO
Hay mezclas explosivas. No me refiero a ningún cóctel, si no aquellas que en la vida te hacen saltar los diferenciales y te rompen emocionalmente. Estamos viviendo un tiempo convulso. Los sanitarios y los cuidadores se han convertido en una especie de héroes. La soledad y el aislamiento han arrancado ese espacio en el que nos sentíamos protegidos y acunados. La muerte y la debilidad nos han mirado cara a cara. En los corrillos o en las plataformas digitales se ha hecho viral eso de valorar un abrazo, de acompañar hasta el final, de unir las manos aunque sea a través de un cristal. Cuidarte, cuidar, cuidarse. Y en medio de todo este desconcierto, de esta bofetada de realidad que nos ha dado la pandemia, vuelven a surgir voces reivindicando que mi vida es mía, mis decisiones son mis decisiones, y que somos dueños de ¿qué? La tristeza de los que he visto en soledad dentro de los hospitales o de las residencias, de los que han muerto sin el calor de una mano o de una última palabra, se me ha hecho bola en el estómago. No hay más alternativa: autosuficiencia o humildad; rebeldía o aceptación; cuidados o desentendimiento; entrega o egolatría. Cuando oía hablar a algunos lideres de la Iglesia de dos culturas: una cultura de la muerte o una cultura de la vida, entiendo mejor lo que estaban diciendo. Cuando oigo hablar a algunos líderes políticos o sociales de diferente signo de “muerte digna” ¿a qué se refieren? El amor acompaña, se sacrifica, libera, acepta, comprende, dignifica, no tiene más límite que la propia vida, una vida que se dona como lo que es: un maravilloso regalo. Todo se puede comprender pero no todo se puede justificar. ¿Seguiremos “tirando” o acompañando? Aquello que no es eficaz; aquello que no es exitoso; aquello que es diferente; aquello que hace aflorar la debilidad; aquello que no es rentable; aquello que es incomprendido; aquello que muestra la pobreza; aquello que es molesto; aquello que no es bonito; aquello que nos rompe; aquello que nos pone en el espejo. Tú tienes la respuesta y no es salir a las ventanas o a los balcones a aplaudir: ¿descartar o cuidar? esa es la cuestión.
domingo, 24 de enero de 2021
CONTRASEÑAS, ESA PESADILLA
Siguiendo a Jesús itinerante
domingo, 17 de enero de 2021
No dejar a nadie atrás
lunes, 11 de enero de 2021
Pocas luces
domingo, 10 de enero de 2021
EMBARRADOS
Dicen que este año ha sido para olvidar. Una pandemia, lutos,
confinamientos, soledades, crisis material y anímica. Mejor pasar página y
empezar de nuevo. Como cuando se te bloquea la computadora y la apagas para
volver a reiniciar. Yo, como pienso que el tiempo es sagrado, no quiero
olvidar. Aunque esté un poco prohibido quiero abrazar: abrazar los silencios,
las perdidas, los gestos altruistas, la debilidad, la poesía. Sí, la poesía.
Durante estos días ha habido mucha poesía. Gente que ha escrito jirones de piel
y de sangre. Miradas, por encima de esa mascarilla, que desnudan el alma.
Cuentos para los niños que han aprendido que su reinado es tan frágil como sus
juguetes. Hemos salido a la puerta para descubrir que somos vulnerables, que
nos necesitamos, que Dios es y eso basta. Nos hemos embarrado manchándonos las
manos y los pies, con noches en vela, adictos a alguna serie o algún videojuego
que narcotizase nuestra realidad. Embarrados de muerte y de vida. Chapoteando
por los charcos de los miedos, de las insolencias, con un poquito de locura y
con un mucho de ternura. Bebiéndonos a tragos el licor que destila del cielo
como una nieve bendita y penetrante. No quiero olvidar las llamadas, medicina
en forma de presencia. Los recaderos que han volado sobre sus pies para adornar
la puerta de alguna abuelilla. Los que se han visto desbordados en hospitales,
cargos públicos, cuidados, tareas de limpieza. Los que no han faltado con un
buenos días en la caja de los supermercados. Embarrados por los que se han ahogado
en sus arenas movedizas de prejuicio, de autosuficiencia, de poder y de rencor.
No quiero olvidar, no debo olvidar… Al fin la vida es esto: un estar de paso,
un aprendizaje, un despertar. Reiniciemos, sí, pero sin borrar nada, que el
barro también forma parte del camino.
jueves, 7 de enero de 2021
La puerta santa
martes, 5 de enero de 2021
VACACIONES EN ROMA
ÉL, QUE VIENE
Desde que falleció mi padre he hecho algunos viajes, muchos
de ellos con mi madre. Hemos podido disfrutar y compartir un te en las puertas
del desierto; gozar de la naturaleza como regalo que es de este Dios que se
derrama y canta en los manantiales o en las arboledas; escuchar los coros
monocordes en algún monasterio ortodoxo; navegar por ese recóndito paraje en
aquel rio que se asemeja al rio de la vida; ver monumentos o construcciones que
son patrimonio de la humanidad y nos han recordado que las manos del ser humano
son la extensión de esa maravillosa obra creadora de Dios. Pero todos estos
viajes siempre han supuesto un espejo para poder disfrutar del verdadero viaje:
el viaje de hacer camino juntos, de crear lazos, de ser familia. Nuestra última
excursión ha sido al hospital. Con el visado de la pandemia y una cabeza que
cada vez deja menos espacio a los recuerdos y mas espacio a los cariños. Hemos
disfrutado de la caricia fraterna de auxiliares, médicos, enfermeras. Los ojos
se nos han llenado de dolor y de calor. Noches de insomnio entre cables,
pañales y mascarillas. Los últimos viajes siempre son los mejores, los que te
marcan los recuerdos mas profundos, los que te llevan a transcender y a
agradecer. Mi madre se ha recuperado, hemos tenido una prorroga en este
“partido”. Pero cada día sigue siendo una oportunidad para viajar: la sonrisa
en la mirada, la música del corazón, la preocupación entre los vecinos, la
espontaneidad de los niños, los miedos compartidos. Como decía un buen amigo
cantautor: “la unidad de tiempo, no son los años que vivas, es el amor que has
puesto en ellos”.
Tiempo de Navidad, tiempo extraño, tiempo nuevo. Tiempo de
reír, tiempo de llorar. Tiempo para hablar, tiempo para callar. Tiempo de
morir, tiempo de vivir. Tiempo para creer, tiempo para esperar. Este viaje
continua y Él sigue viniendo y quiere hacerlo contigo. Deja que llene tu casa
de luz… “aunque es de noche”.